En primer lugar quiero agradecer, si esta es la palabra, a Fernando Martín Adúriz su amable invitación. Me temo que fue informado de mis peores defectos: una vanidad sin limites y una incorregible afición a no rechazar un debate o una explicación publica. Son sin duda estos defectos los que me han llevado a la penosa situación en la que hoy me encuentro. (…)
http://franciscoigea.es/index.php/2015/11/23/la-historia-clinica-escuchar-al-paciente/